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Euphorbia: desde la Flor de pascua al Finger tree

Por Sandra Robles y Victor Hernández
29/08/2019

Estas peculiares criaturas del reino vegetal forman parte de los géneros más diversos y representativos de las plantas crasas. Aprovechando que ya se acaba el calor y estamos en buena época para su propagación, queremos comentar las peculiaridades botánicas de la Euphorbias y características de su cultivo.

Hace ya veinte siglos que el importante físico y médico Euphorbus daba una vuelta por las montañas de Mauritania cuando un peculiar arbusto le llamó la atención, se agachó para verlo y descubrió un líquido denso que supuraba de una herida. Su afán científico motivó la extracción de una muestra y futuros experimentos con esta planta. El pequeño tarrito con el mágico fluido blanco desató tal vez el primer uso medicinal de esta planta espinosa.

Siglos más tarde, el naturalista Carl von Linné (Linneo) descubrió este hecho y quiso inmortalizar la existencia del médico de Juba II, rey de Mauritania, por sus méritos como médico y físico, posiblemente no reconocidos adecuadamente. Para ello bautizó una de las innumerables plantas a las que dio nombre en su honor.

Esta no es una historia real pero sí tiene una base histórica. Posiblemente os suene familiar el nombre de estos personajes históricos ya que han sido multitud de ocasiones en las que se ha hecho mención al origen de la palabra de este género de plantas. Y es que no encuentro lugar a dudas en cuanto a su porqué, es indudablemente es motivador…

Supongo que sin mucho problema habréis asociado esta historia al género Euphorbia, la protagonista de este pequeño relato y también del post de hoy.

Euphorbias diversas, útiles y atractivas

Dentro de las plantas crasas, una de los grupos más importantes es el de las euphorbias, solo comparable en relación a su diversidad y representación de suculencia a los cactus y crasuláceas.

El género Euphorbia cuenta con ¡más de 1500 especies y más de 2100 especies y variedades en todo el mundo! (según theplantlist y floraiberica). Se encuentran ampliamente distribuidas en zonas templadas y tropicales, sin embargo las suculentas se encuentran casi exclusivamente en los trópicos y subtrópicos.

Aparte de la diversidad de especies hay que mencionar la diversidad de portes y tolerancia a bajas y altas temperaturas, lo que confiere a algunas especies la capacidad de vivir en ambientes duros y por ende, la resistencia suficiente para aguantar duros veranos e inviernos a la intemperie en el jardín.

Especies sudafricanas como Euphorbia tirucalli ¡pueden tolerar hasta -5ºC en ambientes secos! y E. mammillaris pueden ubicarse a pleno sol incluso en verano.

Recordando los primeros párrafos, otra característica de estas plantas son sus diversos usos tradicionales:
             –  Medicinal: (pero claramente no recomendado) como purgante y antiverrucoso
             –  Ornamental: como en el caso de la Flor de Pascua (E. pulcherrima), la espina de Cristo (E. milii), Pedilantos (E. tithymaloides)….
             –  Industrial: en la elaboración de productos derivados del látex o sus semillas, por ejemplo goma, pintura antifouling para prevenir el crecimiento seres vivos en los cascos de los barcos, hidrocarburos y ceras abrillantadoras o aceites lubricantes.

¿Y por qué hemos elegido las lechetreznas para representar al mes de agosto?

Por una sencilla razón, estamos a tope trasplantando sus esquejes este verano.

Trasplantando esquejes

Generalmente, una de las formas más sencillas de aumentar el número de plantas crasas es la reproducción vegetativa, que cuenta con varios métodos. En el caso de las lechetreznas uno de los más comunes es el esquejado que se lleva a cabo durante el final de la primavera y el verano.

Antes de que acabe el calorcito los Suculentlovers de Suculentopedia nos hemos puesto manos a la obra. Os describimos cómo lo estamos haciendo y dejamos la prueba de ello, unas fotos.

Esquejando E. tithymaloides, E. tirucalli y E. nubica

La metodología es sencilla pero hay que tener cuidado con algunos aspectos.

                 1. En primer lugar con una herramienta cortante y limpia se corta el tallo por los estrechamientos, se le limpia el látex que supura (se observa en la foto)
                 2. Se espera a que se seque un poco la sección de corte.
                 3. Finalmente se planta en la maceta y esperamos a que agarre tratándola con cariño y evitando la exposición directa al sol.

¡Cuidado con  las gotitas de látex que se desprenden al hacer el corte, son realmente tóxicas! 

En algunos foros comentan que pueden causar incluso ceguera en un contacto físico directo con los ojos. Nosotros no lo hemos querido comprobar y hemos tomado precauciones….éste es el resultado:

Esquejes de E. aeruginosa y E. mammillaris

Peculiaridades botánicas de las euphorbias

Son numerosos los artículos dedicados a diferenciar los cactus de las euphorbias y temas semejantes con lo cual es posible que tengáis gran idea del asunto, pero ¡vamos a buscarles tres pies al gato!

Espinas

El término “espina” es popularmente conocido, seguro que a todos nos viene a la cabeza una estructura pinchuda y afilada y no es una concepción errónea. Pero aunque este aspecto es común para todas las espinas, hay disparidad de tamaños, formas y tipos. Algunos de estos tipos tienen que ver con su origen estructural dentro del cuerpo de la planta y en eso las espinas de las euphorbias se diferencian notablemente de otra gran grupo de suculentas, los cactus.

¿Os habéis parado alguna vez a contar las espinas de una Euphorbia?

Suena un poco a locura pero tiene su sentido…

En primer lugar, las espinas de muchas lechetreznas son una modificación de una parte de la planta que se localiza en el tallo justo debajo de la inserción de la hoja y el tallo. Esta parte se llama “estípula” y es una estructura laminar asociada a la hoja por ambos lados de su base, es decir, que van de dos en dos.

Nos pueden haber pasado desapercibidas, a menudo por ser pequeñas y caedizas, pero en algunas ocasiones, como en las rosas, pueden ser grandes, divididas y vistosas.

Las estípulas de las euphorbias no son espectaculares en cuanto a vistosas pero en muchas especies lo han acabado siendo ya que a lo largo de su evolución se han transformado en espinas. Pongamos algunos ejemplos visibles de estas “espinas estipulares”, como en nuestra E. aeruginosa.

Por este motivo, el número de espinas de estas plantas siempre (o debería serlo) va a ser numero par y van a situarse por pares, es decir, de dos en dos. En la foto podemos ver más de 2 “pinchos” por inserción pero en realidad son dos espinas estipulares divididas en dos prolongaciones.

 Con lo cual, aunque el número par se mantenga en muchas especies va a haber diversidad de formas, tamaños, etc… Aquí tenemos otro ejemplo, la E. lactea o la bella E. milii, con su patrón espinoso helicoidal.

En el género que nos compete hoy también se observan otros tipos de espinas, como las que proceden de la modificación de tallos, llamadas “espinas caulinares”. Estas se localizan, en lugar de debajo de hoja, encima de ella, es decir, de donde surge el tallo. Están presentes, por ejemplo en nuestra E. mammillaris.

Un caso llamativo es el de E. stenoclada en el cual, todas los tallos y ramas han sido transformados en espinas y las hojas se han reducido hasta desaparecer, con lo cual ¡los tallos son fotosintéticos! ¿No es apasionante?

Y por si fueran poco curiosas estas adaptaciones, encima nuestras plantitas ¡presentan una tonalidad única de color malva! en lugar del verde fotosintético esperado.

Por último, nuestro surtido de euphorbias finaliza con las que no tienen espinas, ¡también las hay!

Por ejemplo la singular y nativa de semidesiertos del Sur y Este africanos E. tirucalli o E. nubica, que vive en llanuras aluviales del centro de África.

Látex

Una de las características más relevantes que identifican a la euphorbias es la presencia del látex.

Este líquido lechoso tiene composición semejante a la de la savia y posiblemente función defensiva debido a su toxicidad.

Ya no solo hay que destacar esta sustancia, si no las células que segregan y la conducen a lo largo de la planta, los “conductos laticíferos”.

Estas células en las euphorbias ¡son las más largas conocidas! pudiendo medir hasta varios metros de longitud.

Inflorescencia

Finalmente, ¡cómo no mencionar una de las inflorescencias más curiosas del mundo vegetal! el Ciatio.

Es una inflorescencia única del género Euphorbia y otros afines de la familia Euphorbiaceae.

¿Pensaste alguna vez que la flor de Pascua o la espina de Cristo tiene flores rojas muy grandes?

Lamento decirte que el ciatio te ha engañado. Lo que es realmente la flor en un simple ovario o simples estambres sin pétalos ni sépalos ni ninguna estructura floral coloreada habitual (perianto). Lo que realmente le da color a la ”flor de pascua” son las hojas pigmentadas de rojo.

La inflorescencia típica de las euphorbias es una estructura complicada pero precisamente eso le confiere un espectacular atractivo a estas plantas.

En el ciatio la sencilla y pequeña flor femenina (solo se ve el estigma en la foto inferior) se rodea de cinco flores masculinas también muy sencillas y pequeñas.

Estas a su vez se rodean de hojas y glándulas modificadas que han adoptado un aspecto de cortinillas de color vistoso o judía respectivamente. Este complejo se rodea además de unas hojas coloreadas (brácteas) que le dan ese atractivo tan peculiar a este género de plantas.

(De izquierda a derecha) Ciatios de E. milii. Ciatio inmaduro con estambres aún no visibles, nótese las glándulas amarillas y brácteas rosas fimbriladas abrazando el pistilo. Ciatio maduro con estambres de anteras moradas que ya han liberado el polen.


Si te apetece comprobarlo en persona, sabes que tienes a tu disposición todas las especies mencionadas en nuestra tienda.

Incluso aquellas que son más desconocidas como E. tirucalli, E. nubica, E. stenoclada, E. tithymaloides

Es posible que ya nunca vuelvas a mirar a una Euphorbia con los mismos ojos, ¿verdad?

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